Autor: Martín Krause
Los emprendedores, grandes y pequeños, constituyen el motor de la economía: desarrollan nuevos productos y mercados, conciben estrategias e invierten capital, creatividad y esfuerzo en sus proyectos.
A pesar de esta relevancia, muchas veces las teorías económicas parecen darles la espalda, al no considerar los temas que les interesan. ¿Cómo definir la misión y la estrategia de una empresa? ¿Qué dimensión y qué tipo de organización resultan más adecuados a la realidad del mercado? ¿Cómo se generan el conocimiento y las innovaciones para aprovechar oportunidades?
Este libro propone una reconciliación entre la teoría y los principales actores de la economía. Muestra de manera accesible que la ciencia económica tiene mucho para ofrecer al emprendedor, tanto en lo que hace a la comprensión de su propia función como a la forma en la que le conviene organizar su empresa, asignar tareas y responsabilidades, motivar a sus colaboradores y desarrollar una cultura basada en valores que destaquen la iniciativa y la responsabilidad individual.
----
Los estudiosos de la Administración acusan a los economistas de un exceso de matematización, de fabricar, en el campo de su ciencia, una incomprensible e inútil abstracción. A la inversa, los administradores son burlados a causa de su informalidad metodológica y su énfasis en la capacidad humana de la figura del emprendedor; desde la Economía los acusan de olvidar la verdadera mecánica impersonal de toda empresa, reducible a costos y beneficios. Ninguno tiene la verdad; ninguno está totalmente errado.
Krause deja de lado los fetiches de cada bando. Prefiere extraer de ellos las enseñanzas más acertadas y sintetizarlas en lúcidas observaciones imprescindibles, sin desaprovechar las herramientas de la economía institucional (el análisis de los procesos de mercado, los derechos de propiedad, los conceptos de costos de transacción, externalidades, free-riders y bienes públicos).
El resultado, bajo la forma de curso guiado con clases y bibliografía, es de suma utilidad para los emprendedores de diversas áreas – de la producción de bienes y servicios, de la cultura y el arte, de la investigación y la educación, de los medios de comunicación y el deporte –, que deseen movilizar los recursos con creatividad y alcanzar nuevos niveles de satisfacción de necesidades.
Un libro corto y fácil de leer, extrae lo mejor de la teoría económica liberal para que el emprendedor lo aplique. Las enseñanzas del mercado aplicadas a las empresas: aquellas estructuras jerárquicas centralmente planificadas; cuando en este mundo tan cambiante las empresas deben ser flexibles. Se destaca también la importancia de la información y la mejor manera de aprovecharla ya que esta dispersa en las mentes de todos los actores productivos.
Los emprendedores, grandes y pequeños, constituyen el motor de la economía: desarrollan nuevos productos y mercados, conciben estrategias e invierten capital, creatividad y esfuerzo en sus proyectos.
A pesar de esta relevancia, muchas veces las teorías económicas parecen darles la espalda, al no considerar los temas que les interesan. ¿Cómo definir la misión y la estrategia de una empresa? ¿Qué dimensión y qué tipo de organización resultan más adecuados a la realidad del mercado? ¿Cómo se generan el conocimiento y las innovaciones para aprovechar oportunidades?
Este libro propone una reconciliación entre la teoría y los principales actores de la economía. Muestra de manera accesible que la ciencia económica tiene mucho para ofrecer al emprendedor, tanto en lo que hace a la comprensión de su propia función como a la forma en la que le conviene organizar su empresa, asignar tareas y responsabilidades, motivar a sus colaboradores y desarrollar una cultura basada en valores que destaquen la iniciativa y la responsabilidad individual.
----
Los estudiosos de la Administración acusan a los economistas de un exceso de matematización, de fabricar, en el campo de su ciencia, una incomprensible e inútil abstracción. A la inversa, los administradores son burlados a causa de su informalidad metodológica y su énfasis en la capacidad humana de la figura del emprendedor; desde la Economía los acusan de olvidar la verdadera mecánica impersonal de toda empresa, reducible a costos y beneficios. Ninguno tiene la verdad; ninguno está totalmente errado.
Krause deja de lado los fetiches de cada bando. Prefiere extraer de ellos las enseñanzas más acertadas y sintetizarlas en lúcidas observaciones imprescindibles, sin desaprovechar las herramientas de la economía institucional (el análisis de los procesos de mercado, los derechos de propiedad, los conceptos de costos de transacción, externalidades, free-riders y bienes públicos).
El resultado, bajo la forma de curso guiado con clases y bibliografía, es de suma utilidad para los emprendedores de diversas áreas – de la producción de bienes y servicios, de la cultura y el arte, de la investigación y la educación, de los medios de comunicación y el deporte –, que deseen movilizar los recursos con creatividad y alcanzar nuevos niveles de satisfacción de necesidades.
Un libro corto y fácil de leer, extrae lo mejor de la teoría económica liberal para que el emprendedor lo aplique. Las enseñanzas del mercado aplicadas a las empresas: aquellas estructuras jerárquicas centralmente planificadas; cuando en este mundo tan cambiante las empresas deben ser flexibles. Se destaca también la importancia de la información y la mejor manera de aprovecharla ya que esta dispersa en las mentes de todos los actores productivos.
El contenido del libro se ve muy interesante, sin embargo, las cosas van mucho más allá de la teoría...
ResponderEliminarEn los países tercermundistas es muy difícil que los emprendedores surjan, es decir, existen muchas buenas ideas, pero nulo apoyo, tanto del Estado como de otros organismos (ONGs) y de inversionistas de riesgo, quienes deberían encargarse de dar el empujón inicial que todo emprendedor requiere.
He vivido esta situación en carne propia, tanto es así, que hemos tenido que buscar ayuda en el extranjero, ventajosamente, la hemos conseguido. La presencia del Estado ecuatoriano se ha dado únicamente para impedir que hagamos libremente nuestro trabajo.
Tienes mucha razón pero a pesar de eso la gente emprendedora sale adelante, obviamente con mucho más sacrificio. El gran problema de esto es que muchos no arriesgan a emprender en ambientes tan hostiles a los empresarios como el Ecuador por lo que se pierde oportunidades de generar riqueza y empleo. El empresario promedio latinoamericano es alguien apegado al Estado para tener mercados cautivos, privilegios, subsidios, subvenciones, etc.
ResponderEliminar