Hay que Abolir la Seguridad Social Obligatoria

En estos momentos el ecuatoriano promedio percibe que sus pertenencias (ahorros, inmuebles, etc) al parecer necesitan del "permiso" de su majestad: el Estado, para ser respetados. Uno de ellos es el ahorro para enfrentar la vejez. La obligatoriedad de los aportes a la seguridad social parte de dos premisas bastante débiles:

- El Estado paternalista asume que debe administrar el ahorro de los ciudadanos porque ellos no pueden hacerlo por su cuenta.

- Los egresos para mantener cantidad a los jubilados siempre va a ser menores a los ingresos de los aportantes activos.

La primera premisa apoyada tanto por los intervencionistas de izquierda y la derecha conservadora, será por el complejo de superioridad que comparten, considera al ciudadano promedio como un irresponsable, poco previsor e ignorante de las nociones económicas; en resumen un idiota que no puede administrar sus ingresos.

Sobre la segunda solo podemos decir que ahora la gente vive más y tiene menos hijos en promedio que generaciones anteriores, por lo que hace que el sistema piramidal sea inviable en el largo plazo.

La obligatoriedad de aportar en contra de la voluntad propia es un absurdo tomando en cuenta que muchos de los aportantes terminarán sus vida laboral en otro país o emprenderán una empresa propia o empezarán a trabajar tan tarde que no alcanzaran a aportar lo suficiente para jubilarse.

En el Ecuador la institución que nos "administra" nuestro ahorros es el IESS. El Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, como todo lo público es un símbolo de ineficiencia. Los aportantes son los dueños del IESS pero los sindicatos son los que lo asfixian por todos lados, además de ser usado como caja chica del gobierno de turno.

Una experiencias de reforma exitosa y que ahora es caso de estudio es la chilena. El ahorro es un capital que se puede heredar y que se lo puede retirar cuando uno este listo para jubilarse y no cuando los burócratas lo decidan. Otro ventaja es que las jubilaciones dejan de ser una carga para el Estado. El sistema es de capitalización individual, de esta forma el aportante esta consciente de la dimensión de sus ahorros no como el caso colectivo y público que se parece más a una lotería estatal en la que uno tiene que esperar a jubilarse para ver cuanto puede recibir.

Solo por ejercicio pueden ver cuanto representa el 20% de sus sueldos mensuales y un sueldo por año en fondos de reserva. Para alguien que gane USD 500 al mes representan cerca de USD 1700 anuales, con la mitad de eso podría contratar un seguro médico privado y ahorrar el resto.

De todos modos la única manera de que los aportes queden totalmente fuera de las manos de los políticos es quitando la obligatoriedad de los aportes ya sean estatales o privados. Caso contrario queda la posibilidad abierta, como en la Argentina, que el político populista de turno re-estatize el sistema de pensiones. Lo que no significa que el sistema desaparezca sino que cada uno debe ser responsable de velar por su futuro, con ese dinero comprar un inmueble y alquilarlo o montar un negocio propio o entregarlo a una entidad financiera para que lo guarde para cuando llegue el momento de jubilarse. Lo importante es alejarlo de la mafia legalizada llamada Estado.

Algunas lecturas recomendadas al respecto:

Jubilaciones: Cuenta Regresiva a la Miseria

Especial de ElCato sobre la Reforma Previsional Chilena

La Seguridad Social: Reliquia del Colectivismo