El pasado jueves 30 se septiembre en Ecuador hubo una guerra entre distintas facciones del Estado: policías contra militares, policías de élite contra policías de tropa y mucho más grave policías contra la sociedad civil. El saldo es 5 guardianes del orden muertos a manos de otros guardianes del orden, una barbaridad si tomamos en cuenta que dieron su vida por rescatar a uno que pedía a gritos que le maten.
Correa en su momento HULK. Rogando que lo maten.
El reclamo de los policías es claro; me está topando el bolsillo es obvio para ellos que las prebendas solo pueden ir en aumento así que organizan un paro de sus actividades. El día del paro nunca intentan tomar el poder o los medios de comunicación, tampoco nombran un gobierno transitorio. Un imprudente Correa con actitud de confrontación se mete en la boca del lobo creyendo que le va ir tan bacán como en sus cadenas sabatinas, donde todos aplauden como focas, en realidad lo que recibe es insultos, gases y escupitajos.
Correa ingresa al hospital de la policía donde es atendido, luego de recuperarse; empieza el drama del “secuestro”, uno bastante sui generis donde el secuestrado tiene acceso a un teléfono para ordenar a placer a sus ministros y dar su versión a medios de comunicación, televisión plasma para ver como sus seguidores lo apoyan en las calles, visitas de sus amigos, policías de élite que lo resguardan y hasta una mudada de ropa.
Un irresponsable Patiño llama a los seguidores de Correa a “rescatar” a su ídolo poniendo más tensión a la situación. Situación extraña para muchos de ellos ya que como Correa son ex golpistas (forajidos) probando un poco de su propia medicina. Cabe una puntualización si es de socialistas el golpe de Estado se suele denominar “revuelta popular”.
El tema del secuestro de Correa es todo un misterio, pero el secuestro de los medios de comunicación privados por parte de los Alvarado fue clarísimo. Entrevistaron por horas a todos los lame botas que encontraron y difundieron en cadena ininterrumpida su propia versión de los hechos, una conspiración de la oposición contra un gobierno popular y democrático. Luego de que una turba entrará al canal por la fuerza a exigir pluralidad dejan el espacio para que hablen dos personas al ver que el segundo es un famoso activista político prefieren dar de baja la señal.
Llega la noche y es cuando la acción comienza; un operativo violento saca a Correa del hospital. Los policías alzados empiezan a disparar estúpidamente a los militares y policías de élite que están sacando a Correa. Dos de los efectivos militares que rescatan a Correa son familiares de Lucio, lo que nos deja pensando si este último es un agente doble, un conspirador que manda a su hija a rescatar al presidente arriesgando la vida de la misma.
Luego del rescate Correa, que incluye muertos y heridos, este llega en Carondelet donde pantallas gigantes están instaladas para el discurso magistral para sus seguidores, solo falta el discomóvil y los pirotécnicos para terminar una noche apoteósica. El héroe de la jornada ha sido liberado por coincidencia en la hora de mayor audiencia televisiva.
El ciudadano promedio piensa que existen en este desastre dos bandos: el bueno representado por el presidente populista que aprovecho la situación para victimizarse y crear una conspiración a partir de una huelga de policías. El otro el de los policías de tropa movilizados supuestamente por la oposición política al presidente, los cuales en un acto magistral planearon una “trampa” para secuestrar al presidente.
Se cree que el país pierde como conjunto pero en realidad algunos ganan; los réditos políticos para Correa no tienen precio y en este mismo momento su popularidad se disparó como la espuma. Existe el rumor que tanto los militares como policías saldrían favorecidos con aumentos salariales.
¿Para servir y proteger?
Aparte de los muertos y heridos entre militares y policías, los grandes perdedores de la jornada fueron como siempre los negocios privados. Locales de Jaher, Medicity, Tía, Sana Sana fueron directamente saqueados, miles de otros perdieron ingresos por no laborar ese día.
Los ecuatorianos pudimos ver a nuestros impuestos trabajando en esta “Guerra entre burócratas”. Teniendo en cuenta que es el sector productivo quién paga los sueldos de Correa y sus empleados incluidos los militares y policías ya sabemos en manos de quién esta la factura del desmadre.
El verdadero rostro del estatismo salió a flote, la violencia. El problema de fondo solo es uno, el Estado y su condición de monopolio de la fuerza. La policía ofrece un servicio de pésima calidad pero dado su estatus de monopolio los ciudadanos no tenemos otra opción que aguantarlo.
Incluso si un día como el 30-S les da la gana y dejan las calles a merced de la delincuencia uno no puede despedir a todos los policías. Que diferente fuera si la policía tuviera los mismos incentivos que una empresa privada, tendrían sus efectivos que pagar con sus ingresos e inclusive puestos de trabajo las consecuencias de su estúpido paro.
El afán de lucro y la competencia harían maravillas en el sector de la seguridad. La alternativa al monopolio de la fuerza es que cada quién contrate una agencia privada de seguridad, seguro será más eficiente que la burocracia policial ya que la primera se esmerará por conservar a su clientela contenta. Esto ya sucede en el país, cualquiera que quiera mantener su patrimonio y la vida tiene alarma en la casa, monitoreo, guardia privado, seguros de robo y vida.
El siguiente paso la auto-protección, portar un arma o por lo menos tener una casa. Por increíble que parezca esta demostrado que a más armas menos crimen. Las leyes que impiden a los ciudadanos honestos armarse son realmente las que aumentan la delincuencia.
Si tienen unos 45 minutos les dejo un excelente audio con respecto al tema de reemplazar la inepta seguridad pública por su alternativa privada.
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